¿Podemos educar la creatividad?
Podemos entender la creatividad como "la capacidad de asociar, combinar y/o
reestructurar elementos reales o imaginarios, en un nuevo orden significativo
dentro de un contexto cultural determinado, y/o de elaborar ideas o productos
originales, útiles e innovadores para la sociedad o el individuo".
Trigo y otros (1999, p. 25), afirman
que “la creatividad es una capacidad
humana que, en mayor o menor medida, todo el mundo posee”.
Esta última definición posee un gran
valor en su enfoque desde el punto de vista educativo, al presuponer esta
capacidad como un rasgo presente y educable en todas las personas. De hecho, a
menudo he reflexionado sobre como los niños son mucho mas creativos y flexibles, comprobando como al crecer nos vamos haciendo más rígidos y cohibidos, desarrollando bloqueos
por exigencias, experiencias negativas o planteamientos educativos
reproductores y que no potencian, incluso penalizan la expresión creativa.
La
personalidad creativa
Es complejo y arriesgado enunciar los
rasgos de una personalidad creativa, sin embargo, los siguientes son aspectos
frecuentemente encontrados: Confianza en sí mismo, valor, flexibilidad,
alta capacidad de asociación, finura de percepción, capacidad intuitiva, imaginación,
capacidad crítica, curiosidad intelectual, soltura y libertad,
entusiasmo, profundidad y tenacidad
La
creatividad y la inteligencia
Se ha estudiado la relación entre
creatividad e inteligencia y se ha defendido durante mucho tiempo que existe
una correlación entre ambas, no es así:
Parecería más probable que se dieran
individuos creativos entre personas con un cociente intelectual elevado que
entre personas de cociente intelectual bajo, pero no todos los sujetos
inteligentes son creativos.
Actualmente se considera que
creatividad e inteligencia son capacidades mentales bastante distintas.
Podemos afirmar pues, que la
creatividad es la consecuencia de un estilo cognitivo, que como señala Stemberg
(1990, 1994) es una disposición general, un modo de procesar la información y
aplicar la propia inteligencia.
Los frenos a la expresión de la creatividad
Alvin L. Simberg
y J. Sikora han agrupado los bloqueos a la actividad creadora en los siguientes:
* Bloqueos cognoscitivos: Las capacidades
individuales de los sujetos encuentran a veces dificultades que les impiden
hallar nuevas soluciones a un problema, unas veces porque son incapaces de
salir de soluciones estereotipadas, otras porque no profundizan auténticamente
en las causas y entablan relaciones falsas entre efecto y causa, otras porque
no discuten la teoría dominante sin ponerse a analizar los datos; otros, simplemente
por desconocimiento o ignorancia.
* Bloqueos emocionales: El temor al error, la angustia, la
inseguridad, la falta de confianza en las propias capacidades, la inconstancia,
la exagerada necesidad de seguridad y certidumbre, la falta de paciencia
condicionan psicológicamente al individuo para la producción creativa, para la
búsqueda de nuevas ideas.
* Bloqueos sociales o culturales: Con frecuencia, tenemos
que adaptar nuestra conducta y producciones a clichés culturales, normas y
valores para la socialización del individuo que impiden un comportamiento
creativo. Estos bloqueos pueden manifestarse en forma de:
- Presión de conformidad a la
normalidad.
- Presión de conformidad al rol
estereotipado del sexo.
- Presión de conformidad a la conducta
propia de la edad.
- Presión inhibidora del grupo.
El papel del educador en
el desarrollo creativo
Como formadores la creatividad es un rasgo a potenciar y
desarrollar. Las directrices básicas son:
- Evitar los bloqueos u
obstáculos que aminoran, inhiben o destruyen sus capacidades creativas, o
deforman o desvían sus actividades ante la creación.
Para el
fomento de la creatividad el educador/a infantil puede seguir las siguientes
pautas:
- Plantear situaciones de forma
participativa y democrática.
- Enfocar de forma diversificada los
ritmos de aprendizaje
- Estimular la producción personal y
espontánea.
- Estimular el planteamiento de
relaciones con la imaginación y la fantasía.
- Potenciar la búsqueda de nuevas experiencias con el entorno. Cultivar la sensibilidad.
- Potenciar la búsqueda de nuevas experiencias con el entorno. Cultivar la sensibilidad.
- Establecer vías para las relaciones
interpersonales.
- Motivar la invención artística,
investigadora. Experimental, etc.
- Valorar el esfuerzo personal y grupal que supone el proceso creativo
- Estimular los sentidos. la percepción y
la intuición
- Proporcionar recursos para la
curiosidad. la observación, la imaginación y la fantasía
- Orientar el trabajo hacia
su necesidades psicológicas, afectivas y de autorrealización.
- Evaluar en función de sus cuatro
componentes: Fluidez. flexibilidad, originalidad y pertinencia de las
respuestas
- Valorar
el más el proceso que el producto
¡¡PIENSA FUERA DE LA CAJA!!
Muy bueno Marilo, permitamos que nuestra creatividad siga fluyendo sin trabas.
ResponderEliminarVeo que sigues con el blog. Te animo a ello.
Un saludo,
El médico maltés Edward de Bono asocia la creatividad con el pensamiento lateral, y no encuentra asociación alguna con el pensamiento lógico o vertical, más entroncado con la inteligencia. De Bono asegura que se puede adquirir habilidad en el uso del pensamiento lateral igual que se adquiere habilidad en la matemática o en otros campos del saber. No obstante no creo que esta creatividad, que se enseña, tenga que ver con la creatividad del artista, a pesar de compartir ciertos procesos. Esta creatividad, según de Bono, puede aplicarse de forma sistemática a la resolución de problemas cotidianos o laborales. Un objetivo muy diferente al del artista más involucrado en exteriorizar problemas relacionados con situaciones o el entorno que le rodea. O hasta incluso situaciones o pensamientos baladíes.
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