Háblame y lo olvidaré,
enséñame y lo recordaré, involúcrame y lo aprenderé.
Etimológicamente el término
educación proviene del latín educare, que quiere decir criar, alimentar,
nutrir y exducere que significa llevar a, sacar afuera.
No es casualidad que comience por
el significado etimológico, porque tras muchos siglos de historia y desde una
amplia concepción, sigue implicando a la crianza y supone extraer, sacar a la
luz todo el potencial de un individuo.Para Platón la educación es un proceso de perfeccionamiento y embellecimiento del cuerpo y el alma con tres directrices claras:
-
La formación del ciudadano
-
La formación del hombre virtuoso
-
La preparación para una profesión
¿Acaso han perdido vigencia, con
todos los matices que pudiéramos señalar, las reflexiones de un filósofo 400
años adC?
Pensadores, reformadores
sociales, pedagogos desde muy diferentes orientaciones, y marcados por los
acontecimientos históricos, políticos y sociales de las épocas, han puesto de
manifiesto la importancia de la educación, para el individuo y la sociedad en
su conjunto.
La Declaración Universal de
los derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 10 de diciembre de 1948, en su artículo 26 reconoce explícitamente el
derecho a la educación gratuita en los niveles de enseñanza básica, la
gratuidad y la igualdad de acceso a todos los restantes niveles.
La reflexión debe extenderse más
allá del citado artículo porque el incumplimiento de este derecho vulnera otros
muchos como la no discriminación (art. 2), la libertad (art. 3), el no
sometimiento a esclavitud o servidumbre (art. 4), la libertad de pensamiento
(art. 18), la participación en el gobierno del país (art. 21), el derecho al
trabajo (art. 23), el nivel de vida adecuado (art. 25), la participación en la
vida cultural de la comunidad (art. 27) o el cumplimiento de deberes respecto a
la comunidad (art. 29).
No es en vano pues, considerar la
educación como un pilar básico para el desarrollo, la dignidad personal así
como la equidad, el progreso y bienestar social.
La educación nos hace responsables,
competentes, pero sobre todo nos hace libres. Así pues, las carencias formativas
amenazan todos los cimientos de la sociedad presente pero sobre todo futura.
Es una de las más poderosas armas
sociales y políticas, que en estos momentos se tambalea ante un escenario de
razones complejas, equívocas, interesadas, ideológicamente erróneas.
Como en tantos otros órdenes de la vida, lo urgente no deja tiempo a lo importante… pero en este tema confluyen ambas cosas: La educación pide a gritos con voz silenciosa medidas y además es trascendental el impulso para el ejercicio de este derecho.